Las grandes sinagogas destacan en el patrimonio arquitectónico judío europeo en las ciudades más emblemáticas del continente. Aunque escasas en comparación con la impresionante abundancia de iglesias y catedrales cristianas, tienen la particularidad de emplear estilos muy variados, reflejo tanto de la heterogeneidad de los orígenes y costumbres de cada una de las comunidades judías asentadas en Europa, como de una mezcla de voluntades encontradas y de afán de reencuentro con las raíces propias.

El concepto de Sinagoga, o lugar de oración, tiene entre los judíos un valor social y de punto de encuentro y reunión. Se puede organizar una sinagoga en un piso o local pequeño o en un edificio exclusivo, con la característica común en Europa que la dirección del rezo debe estar orientada hacia el este, consolidando en ese sentido el vínculo con la tierra de Israel. Los judíos sefardíes llaman a la sinagoga “Esnoga” o “Snoga” (del ladino) y los asquenazíes la denominan “Shil” o “Shul” (del yiddish) 

La estructura sinagogal se completa con el “Hejal” o armario dónde se guardan los “sefarim” o rollos de la ley, con la “Tebá” o “Bimá”, pupitre frente al “Hejal” dónde oficia el rabino -o la persona más capacitada del público o “kahal” para este cometido- y con la “Azará” o zona separada para las mujeres en las sinagogas ortodoxas. Se sobreentiende que está terminantemente prohibida cualquier imaginería religiosa, lo que no resta para que todas y cada una de las sinagogas estén cargadas de una prodigiosa simbología.

Comisariada por el arquitecto Abraham Hassan, la exposición “Grandes sinagogas europeas” nos muestra diez sinagogas que se ubican mayoritariamente en los grandes países occidentales del continente y en menor medida en el este europeo, por razones obvias.

Centro Sefarad-Israel. Calle Mayor, 69, Madrid
Del 16 de febrero al 29 de marzo
De lunes a viernes, de 10:30 h. a 20:00 h. 
Entrada gratuita